Del otro lado del teléfono una mamá, una abuela, o simplemente una persona que vivió uno de los momentos más horribles que le ha tocado en esta vida: La discriminación a su hijo, Gastón Ibargüengoitía, un chico que padece un problema hipoacusico, pero que hace una vida normalmente igual a la de los demás. “El domingo cenamos en casa y ahí estalló, estaba derrumbado. Hoy está un poco mejor, pero nunca habíamos pasado esto”, dijo Susana Whitcomb, aquella que cobijó con sus brazos a su hijo, que luego de haber sufrido bullyng, burlas durante gran parte del partido por dos jugadores de Sportivo San Cayetano, terminó siendo expulsado por reaccionar ante tanta injusticia.

 

“Yo el segundo tiempo no lo vi”, así de crudo dice Susana, ante tanto maltrato a su hijo dentro de un campo de juego. Cuando uno padece un problema suele ponerse mal, pero sí es un hijo o hija uno lo termina sintiendo el doble, y eso se notaba en esa voz, que por momentos recobraba la fuerza para seguir hablando de “su” Gastón, a ese que acompaña a todos lados, que lo vio jugar en la selección Argentina, y que ve con un orgullo como se desempeña en la vida, en su gomería, con sus amigos, o en un campo de juego.

La voz de Susana se vuelva a entrecortar, a veces a aflautar cuando nos relata y nos cuenta el contexto de su familia en éstos momentos, donde uno de los integrantes de su familia también la viene peleando, con una enfermedad, y en la familia van todos para adelante.

Volviendo a lo que sucedió hace una semana, ella nos relataba que fue todo muy triste. “Fue todo el partido una persecución. Yo el segundo tiempo no lo vi, me metí al auto con eso te digo todo”.

El click para Gastón fue cuando salió del vestuario y vio a una de sus hijas, la más grande de apenas 10 años llorando, a nosotros también muy mal. “Yo no escucho, pero siento todo lo que ustedes están pasando” dijo Gastón Ibargüengoitía a sus padres, al tiempo que los abrazaba y en ese momento el llanto de tristeza, de derrota, de ver que por un lado la sociedad avanza, pero que en 90 minutos de fútbol, y dentro de una cancha, entre pares, se retroceda tanto y sea todo tan cruel. Todo lo vale, y parece ser que en el fútbol, como decía Julio Grondona “todo pasa”. Agreguemoslé que como sí nada, porque por ahora nada ha pasado.

A pesar del momento que vive el delantero balcarceño las muestras de afecto y de repudio ante el hecho de parte de la comunidad del fútbol de Necochea fue unánime, o casi, porque el comunicado de Sportivo sí bien condenó el accionar de sus jugadores, en el mismo escrito mezcló otro hecho grave anotándolo a la pasada como sí se tratara la lista del supermercado. Nada hemos entendido en materia de inclusión y de respeto por el género, por el hecho denunciado por el club sancayetanense.

Mataderos: Una familia

La familia Ibargüengoitía no para de recalcar y agradecer al Club del barrio norte, a sus dirigentes, entrenadores, compañeros, a la hinchada. “Son una verdadera familia, desde el día uno a Gastón como lo trataron es increíble, como lo incluyeron, lo mismo que a nosotros. Ahora lo llaman todos los días, para que vaya, para que no deje”, cuenta Susana, y eso ayuda un poco, pero Gastón aún no supera lo sucedido.

Susana no deja de agradecer las muestras de cariño, la preocupación, mientras que sigue hablando de Gastón, su voz comienza a tomar fuerzas, pero la invade la emoción, como un gol, quizás el más lindo que haya visto…su hijo eso que nada lo detuvo, que siguió peleándola, que la hizo abuela, que lo vio crecer, y que en el fútbol encontró una linda manera de verlo feliz. Ojalá que siga, todos los necesitamos, porque necesitamos que más Ibargüengoitía sigan siendo incluídos en el fobal, en la sociedad, en la vida.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *