La basura que se acumula cada noche, en diferentes cestos del Distrito, es muchísima debido a este cambio extraordinario de frecuencia, que lejos de resolver algún problema lo que hace es dilatar las soluciones. Mientras tanto la Municipalidad sigue acumulando intereses por la deuda, los trabajadores de la recolección se encuentran a disgusto con estos cambios, y una disposición final de la recolección que sigue siendo un foco de contaminación ambiental gigante. Llegó el momento de un nuevo contrato, y es el momento, esta vez, que el privado, Relisa S.A, deje de ganar y se pongo a derecho del nuevo pliego.
Como así el gobierno nacional tiene prioridades, como es el coronavirus y el arreglo de la deuda, con bonistas y el FMI, nuestro municipio recorre similares caminos. El cuidado de la salud de los habitantes del Distrito y arreglar la delicadísima situación económica – financiera de las arcas municipales, son dos temas prioritarios en la agenda del Intendente Arturo Rojas. Ahora bien, más allá de ellos, hay otros que hay que afrontar y que no pueden dilatarse aún más: El nuevo contrato de la recolección de la basura.
El concejal de la “Nueva Necochea” Bartolomé Zubillaga hace un mes manifestó en la reunión que llevaron en el Concejo Deliberante, con sus pares de otras bancadas, junto al empresario Guillermo Martínez, la cara visible de Relisa S.A, y su abogado, el Dr. Julio Romero, que no se podía seguir de esta manera, con este contrato. Y esto no es una opinión a la deriva de Zubillaga, es la idea de un todo un Departamento Ejecutivo que está dispuesto a poner las cosas en su lugar. Lo mismo que sí uno le pregunta en off a algunos ediles te dicen “Es una locura lo que se paga por una frecuencia 6. Cómo hacés para pagar todos los meses más de 40 millones de pesos. No hay economía municipal que aguante”, dijo uno de los legisladores que más empapado está del tema.
Con la llegada de la Pandemia se agudizó la situación. Primero porque la Municipalidad vio disminuida su normal entrada de dinero a la tesorería, y sí fuera poco el costo del convenio con la empresa encargada de la basura siguió aumentado de manera desorbitante, impagable. Lo segundo es que ante el riesgo que corren los trabajadores de Relisa S. A de contagiarse coronavirus, se decidió cambiar la frecuencia de 6 a 3, pero pareciera ser que el remedio fue peor que la enfermedad: Los empleados de la firma dicen que de esta manera se trabaja peor, y en lo económico solamente bajó un poco el gasto, pero se sigue pateando hacia adelante el verdadero problema.
Seguramente el Intendente Rojas, decidido a darle un punto final a este tema, encare en las próximas horas, nuevamente, el tema. ¿Existe una gran deuda de parte del Estado municipal con Relisa? Si, claro. ¿Existe un gran incumplimiento por parte de la empresa encargada de la recolección? Si, claro. Ahora bien, hay una gran diferencia entre ambas causas: El daño ambiental que produce la desidia en el predio de la disposición final de la basura es continúo y afecta al colectivo de los habitantes del Distrito. Ante una posible demanda pecuniaria, el cálculo de este último sería de miles de millones de pesos contra la firma exServicios Ambientales.
Más allá del COVID-19 hay otros temas, y que por lo que cuentan desde los pasillos del Palacio municipal, no se va a estirar más. Llegó la hora de no seguir escondiendo la basura, esta vez, debajo del coronavirus.