Un nene de esa ciudad esperó que pasen sus amigos, los recolectores de la basura, que por estos días, más que nunca, arriesgan su salud para cumplir con su labor diaria y les dejó un regalo colgado en lo que comúnmente llamamos “basurín”.

Cuando el camión de la empresa Relisa, encargada de juntar los residuos domiciliarios en Necochea, llegó por el barrio, haciendo escuchar ese mítico sonido ronco en el motor, el acelerado y el freno, y el clásico chiflido de los que van en la parte trasera del vehículo, el corazón de este niño se aceleró.

Al llegar a la casa de este pequeño, el trabajador de la recolección de basura quedó sorprendido. En el lugar donde habitualmente solo hay restos de basura, ahora había un cartel muy grande, con colores, y que decía “amigos, gracias por su trabajo”, firmado por Berni y vecinos.

¡Sin dudas, pequeño, gesto que emociona!

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